“Voy a defender el título en 2026 y a hacer historia jugando mi sexto Mundial”. El anuncio de Lionel Messi sonaría como una sinfonía en los oídos del DT de la Selección. ¿Qué más podría pedir Lionel Scaloni que escuchar una promesa semejante de boca del mejor del mundo? Pero la realidad le entregó otra cosa al entrenador en Beijing. A Messi le salió con la más absoluta naturalidad lo que estaba pensando cuando el periodista chino le preguntó por 2026. No había nada preparado allí, fue un acto de honestidad absoluta. También la respuesta puede haber estado condicionada por el momento: el epílogo de una temporada extenuante, cuando está claro que lo único que anhela Messi tras la aventura parisina son vacaciones. Un descanso de la pelota, que se traduce en ese “iré viendo” que huele a paño frío para tanta conjetura.
En China sólo se habla de la ScalonetaEl pase fue al pecho de Scaloni y lo resolvió con una de sus típicas declaraciones pro-Messi. Un mensaje de absoluto respaldo, cuidado y mimo para el capitán campeón en Qatar. Habilísimo declarante -y también de lo más franco cuando opina- al DT le pareció de lo más lógica esa apertura de paraguas que ensayó Messi cuando se posicionó lejos de la Copa de 2026. Pero a la vez Scaloni se aferró al “iré viendo” como una especie de punto de apoyo. Así lo resumió:
“Me parece muy prudente, de un tipo que no vende humo y no miente. La realidad es que va a ir viendo y, por cómo se vaya encontrando, vamos a ir decidiendo y es lo lógico. Falta tanto para el Mundial que pensar más allá no tiene sentido. Como es muy prudente, (LIonel) dice eso y me parece muy lógico. Con el paso del tiempo veremos si se va encontrando bien y si tiene ganas, que es lo importante. Jugar al fútbol sabrá hoy y dentro de 10 años, eso es evidente”.
Los silbidos recibidos en el Parque de los Príncipes sumaron muchísimos puntos en la decisión de Messi de cambiar Europa por otro tipo de vida. El próximo semestre será de adaptación a Miami, para él y para los suyos, un clan que se rige por la dinámica de convivir con uno de los personajes más conocido, querido y -por ende- asediado del mundo. Que estén acostumbrados no implica que no resulte perturbador para la paz de la familia. El cuerpo técnico de la Selección está al tanto de este panorama, ligado además a lo que sucederá dentro de la cancha cuando el 10 se sume a la MLS. Confían en que nada de esto influirá en el aporte de Messi al inicio de las Eliminatorias (en septiembre) y a la disputa de la Copa América (el año venidero, también en Estados Unidos). Hasta ahí llegan las mínimas certezas. Lo que venga en 2025 y más allá está lejos en la cabeza del capitán, pero no puede estarlo en la de Scaloni. De eso se trata la planificación.
“No vende humo”, recalca el entrenador cuando analiza el discurso de Messi. No hubo falsas promesas ni ambigüedades del capitán en su exposición; fue una marcada de cancha para el universo fútbol. También, a su manera, para quienes conducen la Selección. Una suerte de “no me molesten con esto, más adelante veremos”.
El propio Scaloni recogió el guante y habló ayer de lo lindo que fue dar la vuelta olímpica y levantar la Copa, pero como quien repasa las fotos de un álbum. “Los recuerdos son imborrables, pero hay que seguir”, advirtió. Nuevos desafíos, nuevos jugadores para acomodar en un esquema consolidado. Un dibujo del que sólo Messi sabe hasta cuándo participará. El DT jamás forzará esa máquina.
La potencia croata no se discute
Las semifinales de la UEFA Nations League enfrentaron a dos rivales superados por la Selección en Qatar. Como para que no queden dudas acerca de la calidad de los adversarios que tumbó la Scaloneta. Y la victoria en tiempo suplementario fue para los croatas: 4-2, de visitantes en Rotterdam. Un merecido triunfo de los balcánicos, de la mano del interminable Luka Modric. Jugarán la final con el ganador del duelo España-Italia de hoy.